viernes, 5 de octubre de 2007

EL PAN NUESTRO... EN PANIFICADORA

 Desde siempre en nuestra casa, el desayuno ha sido algo especial, y sobre todo los fines de semana, cuando se convierte en una reunión familiar tranquila. Así que cuando hace diez años nos diagnosticaron la celiaquía, vimos que se podían truncar nuestras rebanadas de pan tostado con mermelada, así que rápidamente compramos a través de venta por correo una máquina alemana, de aspecto extraño, con un gran ojo de buey.


Esta máquina nos ha salvado durante este tiempo, y hemos podido degustar exquisitas tostadas con mermeladas de arándanos, moras, fresas o frambuesas que son nuestras preferidas, así como con queso fresco o requesón. Pero el tiempo pasa, y nuestra máquina se va haciendo vieja, y este año decidimos prejubilarla y enviarla como sueñan un gran número de jubilados y prejubilados a la costa levantina y junto al mar, nos espera parada, tranquila y pacientemente hasta que llegan nuestras vacaciones.


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