El único tratamiento a seguir por los que padecen esta intolerancia, es la eliminación total del gluten en su alimentación. Esta dieta ha de ser cumplida de por vida y, aunque no cura la enfermedad, consigue normalizar la salud del sujeto. Con ello, se logra evitar las posibles complicaciones a corto, medio y largo plazo, como la sintomatología típica o las enfermedades y trastornos derivados.
Para poder seguir su debido régimen, el celiaco ha de saber qué alimentos están realmente exentos de gluten y, para ello, se recurre a la lectura del etiquetado. Sin embargo, productos que a primera vista no contienen dicha proteína, o afirman no contenerla, presentan niveles elevados de ella.
De manera general, para poder llevar una dieta equilibrada y libre de gluten, los pacientes celiacos deben de comprar sus alimentos en tiendas especializadas de dietética o herbolarios. Estos productos llegan a costar de media un 196% más que los de comercio habitual.
Para finalizar, me gustaría añadir unos puntos a destacar del
MANIFIESTO CELÍACO, un movimiento a través de Internet que reivindica los derechos de los que padecemos esta enfermedad:
Dado que la información sobre productos sin gluten o aptos para el celíaco está en manos de dos federaciones y hay que pagar por el listado, el celíaco se enfrenta a que en comedores públicos, (…) y sitios de comidas en general, no hay disponible una lista de alimentos y condimentos sin gluten poniendo en riesgo su salud, en ocasiones a diario. Si todas sus comidas las realiza en casa (prácticamente imposible hoy en día) el precio de su cesta de la compra superará con creces al de cualquier otro ciudadano.
El estado Español recoge en su Constitución la protección de la salud de todos sus ciudadanos. En el caso de los 40.000 diagnosticados de celiaquía, el estado, valiéndose de los profesionales de la salud pública, recomienda pagar una cuota y asociarse para conocer qué alimentos son aptos y cuales dañinos, desinhibiéndose por completo de sus obligaciones para con estos miles de ciudadanos, muchos de ellos niños que son y esperamos que el estado lo entienda así, parte del futuro.
Para una dieta correcta el celíaco necesita saber qué productos de los que se encuentra en el mercado son realmente exentos de gluten mediante la lectura del etiquetado. Sin embargo y a pesar de que existe una nueva ley al respecto, esta no garantiza suficiente información, poniendo de nuevo en riesgo la salud del celíaco. Se recurre habitualmente al pago de una cuota anual a cualquiera de las dos federaciones para obtener un libro, en el que cada federación y tras realizar los análisis que consideran pertinentes, incluyen a los fabricantes y productos que consideran aptos. Estas listas se modifican según la información que aportan los fabricantes o según el resultado de análisis que realizan las asociaciones de celíacos, de modo que es posible que productos que en la fecha de impresión de las listas sean aptos y meses más tarde no lo sean creando una desconfianza enorme entre el colectivo y la sensación de que se juega con nuestra salud, razón que nos parece más que convincente para que se trate la celiaquía como un asunto de Salud Pública.
Publicado anteriormente en "Una vida sin miga":
PROLOGO E INTODUCCIÓN