¡Ya estamos en otoño!, una estación para algunos triste y para otros bella. Una estación algo depresiva en algunos casos y llena de cromatismo en otros casos. Para nosotros, es la estación de la reunión anual con los amigos, para caminar por la naturaleza, por las montañas, durante varios días.
Pasamos unos años, desde 1990 hasta 1997, en que nuestro caminar por la naturaleza (que es una de nuestras pasiones), tuvo que ser casi abandonada por completo, motivado por el lamentable estado de salud de Ana, ya que cada día estaba más enferma, y aunque la ponían transfusiones de hierro, ¡bastante hacia con levantarse de la cama!. Pero una vez que la descubrieron su enfermedad… Celiaquía, comenzó la recuperación de su estado físico (el anímico nunca lo perdió) y aunque nunca más volvimos a realizar escalada, que era una de nuestras aficiones, si volvimos a hacer senderismo, a levantar la vista para ver las altas cumbres, a notar el fresco y limpio aire en nuestras mejillas, el frío, el calor, y todos los sentidos que despierta el caminar sin gluten, por la naturaleza.