Sí, a esa abuela se le ocurrió una receta sencilla, una receta de toda la vida que sabía que los pequeños les gustaría, y modificó no solo su aspecto, sino su textura, para que así tanto ese niño recién diagnosticado como celiaco, con siete años, así como a su hermana, pudiera comerse ese arroz con leche con las manos, al emplear la forma de croqueta.
Hace unos días, esa abuela, la abuela Pepi, esa “niña de la guerra” como ella misma se denominaba, que pasó su niñez en ese triste momento de nuestra historia, dejó de batallar contra su enfermedad tras dos años de lucha diaria, con su cuerpo y su mente. Y que en estos días, cuando escuchaba hablar de la crisis decía: "si conseguimos salir de una guerra, conseguiremos salir de una crisis provocada por ladrones".